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Formación de los equipos docentes. La mirada del director
noviembre 24, 2022
En el marco de una serie de entrevistas sobre formación docente a expertos en Educación, conversamos con Pedro Martínez Ribaya, Ingeniero Industrial especializado en Educación y Máster en Dirección de Instituciones Educativas. Te compartimos algunas de las preguntas que le hicimos:
¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrentás día a día en tu rol como directivo?
El objetivo más grande creo que tiene que ver con lograr equilibrar los desafíos que se presentan con cada uno de los actores escolares (alumnos, profesores, preceptores, directivos, padres, acompañantes externos…) y en planos bien distintos (desde cuestiones operativas y muy concretas, hasta temas transversales, abstractos y de largo plazo). Quiero decir, es un gran desafío lograr esa versatilidad para pasar de un tema a otro, manejar diferentes registros para lograr interactuar con un adolescente de 12 años, luego con uno de 17 y después con adultos que ocupan diversos roles, y atender sus necesidades con y en tiempo y forma.
Está la impresión de que en algunos colegios existe la oportunidad de construir una comunidad de aprendizaje en la que cada docente comparta sus habilidades y buenas prácticas pero muchas veces no se logra. ¿Cómo lo ves vos?
Comparto la impresión en líneas generales. Creo que hay, en Pcia. de BsAs por lo menos y me animaría a decir que en Argentina, un problema estructural, sistémico en el nivel secundario que tiene que ver con la poca permanencia en la institución de los docentes fuera del aula. Es decir, es muy poco el tiempo que un docente está en una escuela sin estar en aula frente a un curso. Entonces, ¿en qué momento se alimenta y se sostiene esta comunidad de aprendizaje?, ¿en qué momento se comparten esas buenas prácticas?
Aun en instituciones que tienen posibilidades de contar con docentes con una mayor dedicación horaria que la que estrictamente están en el aula, no todo su plantel docente es de dedicación exclusiva o full-time. Creo que estas restricciones estructurales sistémicas terminan socavando muchos intentos y esfuerzos de distintas naturalezas en pos de construir esta comunidad profesional de aprendizaje.
¿Qué le dirías a un directivo que no quiere invertir en la formación de sus docentes por la alta rotación del personal que hay?
Le diría que tiene dos grandes problemas. Por un lado, docentes con el riesgo de perder actualización y capacidad de reflexión: aun si decidieran quedarse y no rotar a otras instituciones, este escenario es en sí mismo preocupante. Por otro lado, es urgente identificar la causa de la rotación del personal y procurar su inmediata solución. No contar con personal estable implica, entre otras cosas, que se vuelva extremadamente difícil construir una cultura institucional, sostener un clima de trabajo, y avanzar sostenidamente en la mejora institucional en el mediano y largo plazo.
Le diría también que es posible que de alguna manera ambos problemas estén conectados entre sí y que, de pronto, comenzar con un plan sistemático de formación y capacitación docente puede transformarse en un estímulo para permanecer en la institución.
¿Por qué te parece importante que el docente esté en constante formación?
Por, al menos, dos motivos. El primero tiene que ver, probablemente, con la cuestión más evidente: porque permite estar actualizado, conocer lo nuevo tanto en términos de la disciplina que cada uno enseña como en temas pedagógicos, didácticos y tecnológicos transversales a todas las disciplinas. Uno se mantiene actualizado como profesional competente y responsable.
El segundo tiene que ver con el proceso de reflexión sobre la propia práctica que se desencadena necesariamente de las instancias de formación y capacitación. Cuando uno conoce y profundiza en cuestiones vinculadas a su quehacer profesional, puede reflexionar y se permite interpelar la propia actividad, ya sea para reafirmar lo que viene realizando o bien para evidenciar la necesidad de cambio e innovación.
Mantener viva la reflexión crítica sobre la propia práctica profesional constituye uno de los activos más valiosos con los que cuenta un docente hoy en día, sobre todo en un entorno de tanto cambio e incertidumbre.