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Odoo - Prueba 1 a tres columnas

Cómo llevar a la práctica la Teología del cuerpo en el ámbito educativo 

 enero 4, 2022

 

En el marco del curso Teología del cuerpo, estuvimos conversando con Rebeca Barba, especialista en la temática y conferencista internacional sobre los aspectos que aborda la propuesta de Juan Pablo II, de cara a la experiencia con jóvenes y con familias en contextos educativos.

Juntos, recorrimos algunas de las implicancias y desafíos de aplicar la Teología del cuerpo desde la óptica del educador. Lo desarrollaremos brevemente a continuación.


¿Por qué es importante hablar de Teología del cuerpo hoy?

Es importante porque a través de ella, podemos acceder al cuadro completo de la fe católica y reencontrar el sentido de nuestras vidas. 

Por un lado, es el ABC de la vida católica porque nos permite ordenar todo en un esquema donde cada elemento está concatenado con los otros y gracias a ello cobran sentido. Por ejemplo, en un mundo que tiene una crisis profunda de identidad y que comercializa el sexo como un equivalente al amor, esta propuesta invita a descubrir el camino hacia la verdadera esencia de la persona humana y da las pautas para entendernos y entender así nuestra vocación al amor que poco tiene que ver con el sexo y que en realidad va mucho más allá. Es sólo allí donde hay una búsqueda del bien del otro y una entrega genuina del corazón que las relaciones se vuelven significativas.


¿Cómo se puede trabajar este tema con adolescentes?

Es importante comprender que para trabajar este tema y cualquier otro con los jóvenes primero hay que amarlos. Esto quiere decir interesarse genuinamente por aquello que a ellos les interesa porque es la única manera en que se puede establecer una conexión con quiénes son y con lo que buscan. 

Conversar sobre las series que miran, la música que escuchan ayudará a descubrir la búsqueda que hay detrás de ese consumo. Por ejemplo, un chico que escucha un rap que tiene un contenido de rechazo a la autoridad, posiblemente esté haciendo una búsqueda de libertad. Entonces al conocer cuál es la búsqueda interior, se pueden ofrecer alternativas para que lo encuentren pero desde el camino de la verdad en el que logren hallar en plenitud aquello que anhelan.

De este modo, lo que hacemos es una suerte de vaivén donde entramos por la de ellos, pero salimos por la de nosotros. No empezamos imponiendo ni contándoles cómo deben vivir y cuáles son las reglas que deben seguir, sino que abrimos conversaciones y en esa apertura, la clave es tener siempre presente que el joven busca amor y felicidad. Por lo tanto, su comportamiento estará dirigido hacia eso, ya sea que lo manifieste de manera positiva o negativa. Por eso, como educadores lo que nos toca es mostrarles con evidencia que aquello que el mundo ofrece no saciará esa búsqueda porque existe la alternativa de ser mucho más felices y de tener una experiencia de amor que aún no han recibido.

Finalmente, hay que poder comprender la característica de los adolescentes que tenemos enfrente. Los z son una generación que se dispersa fácilmente y que tiene su atención en muchas cosas a la vez por lo que planificar una buena didáctica es fundamental. Un video que impacte, un juego o una dinámica que los haga moverse y experimentar con el cuerpo aquello que se aborda ayuda mucho a mantener su atención enfocada.


¿Qué aconsejas a los educadores que deben poner en práctica esta propuesta en espacios no creyentes?

En primer lugar, decirles que es algo que pasa a menudo y que es uno de los desafíos más frecuentes, pero que al atravesarlos, también se descubre que la persona humana comparte anhelos muy profundos independientemente de la religión que tenga o de la situación por la que esté atravesando. 

En este sentido, es importante tener cierta apertura para reconocer las diferentes realidades para que a partir de esas diferencias se puedan encontrar puntos en común. En definitiva, lo que el ser humano quiere y busca es ser feliz y ser amado.

Me gustaría agregar que hay que comprender y reconocer que no siempre vamos a llegar a todos y que seguramente habrán personas a las que no logremos convencer, pero esto no debe ser motivo para dejar de gritar el mensaje en el que creemos.


Hablar de la verdad requiere de valentía y por eso, incorporar la Teología del cuerpo en los contextos educativos significa una tarea desafiante para los educadores y por ello no basta con manejar conceptos, sino también apasionarse por su sentido más profundo que es la presencia de Dios que ama a sus hijos y por eso, les concede el deseo de la felicidad que sólo puede encontrarse en el verdadero amor. Seamos valientes y nos aventuremos a descubrirlo.