El fenómeno del porn fake en el mundo adolescente 

Hacia una mirada integral de la persona 

Enero 10, 2025

Por Melania Suárez*

Nos encontramos en la era de la tecnología, de la productividad, de la novedad. Con los avances y mejoras de la vida cotidiana que esto conlleva, aparece “el lado B”: el uso de las herramientas tecnológicas para fines que lejos se encuentran de ser nobles. Con la llegada de la inteligencia artificial, por ejemplo, así como podemos recrear un personaje histórico que se acerque más a “su imagen”, también aparece la posibilidad de editar fotos e imágenes para crear escenarios que atentan contra la integridad de las personas.


Actualmente es sabido que ha habido varios casos del llamado porn fake, problemática que azota principalmente en el mundo adolescente y ante los cuales las autoridades de los colegios no saben cómo sancionar**: se toma la foto de una chica y se la edita con inteligencia artificial con imágenes pornógraficas, y luego se viraliza. No es difícil imaginar las consecuencias que esta acción trae para la víctima y para todo su entorno (lo cual daría para escribir una nota completa y más). 


Hoy quisiera que pensemos juntos en las causas de esta y otras acciones similares. Dejando de lado la historia personal de cada individuo y sus circunstancias, es notorio que hay algo a nivel cultural que empuja en cierto modo a obrar de determinada manera:


​¿Cómo llega un adolescente a “desnudar” con inteligencia artificial a una compañera y viralizarlo?

​¿Qué hay detrás de esa mirada? ¿Cuál es la forma en que está mirando?

​“Como te ven te tratan; si te ven mal, te maltratan”, repite hasta el cansancio Mirtha Legrand. Podemos darle una vuelta a esta frase y analizarla desde otro punto de vista: cómo vemos a la persona, cómo la entendemos, está directamente relacionada a cómo la tratamos. O, mejor dicho, en la manera en que trato a los demás, se esconde de qué manera entiendo a la persona. Entonces, si no te están viendo como realmente sos, con el valor que tenés, en consecuencia no te van a tratar como te merecés.


​Siguiendo el ejemplo del principio, al tomar la foto de una persona, editarla como pornográfica y viralizarla, se está haciendo uso de la imagen de una persona para fines destructivos. Y ese uso implica tomar a esa persona como una cosa, es decir, cosificarla. Entonces, si miro a la persona como un objeto, en consecuencia puedo hacer con ella lo que se me dé la gana. Si llevamos esto al campo de las relaciones, lo que se sigue de esto es el trato del otro como un instrumento para alcanzar el placer. 


​En términos filosóficos, esto responde a una visión de la persona que se llama dualismo. Como su nombre lo indica, esta postura entiende a la persona como un ser escindido en dos partes que están en lucha: en el exterior, nos comportamos como la sociedad espera que lo hagamos, somos correctos y “hacemos las cosas bien”, pero en lo más profundo, lo que habita en nosotros es pura impulsividad: un deseo desenfrenado de satisfacer nuestro impulso sexual, que es además completamente impersonal. En esta postura, cuando nos relacionamos con otro, lo que más anhelamos es alcanzar nuestro propio placer, y la persona queda reducida a un medio para lograrlo. En consecuencia, somos incapaces de amar a alguien por quien es, de entregarnos, de donarnos a otro.



Si esta forma de mirar nos resulta chocante y nos produce rechazo, es porque claramente hay otra mirada, otro modo de entender a la persona. Una mirada primigenia, originaria...


​Recuerdo que una vez, en clase de teología, un sacerdote nos decía que cuando Dios le dice a Moisés que se quite las sandalias porque lo que está pisando es tierra sagrada, también nos está diciendo que es necesario descalzarse para “entrar” en otra persona. Y es que así como Moisés se encontraba ante tierra sagrada, aquí nos encontramos ante un ser sagrado.


​Esta manera de entender a la persona responde en términos filosóficos a la visión personalista. Para el personalismo, la persona es un ser integrado con distintas dimensiones (biológica, psicológica y espiritual). Es precisamente por su espiritualidad que es un ser finito con un valor absoluto, que es capaz de amar, de entregarse, de donarse, de querer a otro por sí mismo. A diferencia del dualismo, en el que lo más importante es la satisfacción del impulso sexual impersonal, aquí lo que más importa es la conexión profunda con el otro. Lo que realmente anhelamos, lo que más buscamos, es un encuentro auténtico, real, verdadero con otra persona. El placer, entonces, es un medio para alcanzarlo, pero nunca será un fin en sí mismo. Así lo decía el psiquiatra Viktor Frankl:



“... el encuentro amoroso… excluye claramente considerar o utilizar a otro ser humano como medio para lograr un fin, como instrumento destinado a reducir las tensiones creadas por impulsos o instintos libidinales o agresivos. La sexualidad es siempre algo más que mero sexo en la medida que sirve como expresión física de algo metasexual: es la expresión física del amor. Tan sólo en la medida en la que el sexo cumpla esta función constituye una experiencia auténticamente enriquecedora”.***


​Desde casa y desde la escuela podemos contribuir ayudando a recuperar una mirada profunda, completa e integral de la persona. Así como en un día de lluvia y ventoso es difícil de ver por la ruta el camino, y cuando estos cesan podemos ver con claridad y apreciar la belleza del paisaje que la tormenta y el polvo no nos permitían, así también, si somos capaces de enseñar a mirar más allá del bombardeo de estímulos constantes de las redes sociales, medios de comunicación, publicidades, que invitan a una mirada cosificante de la persona; si enseñamos a nuestros hijos y alumnos a mirar bien a la persona, estaremos contribuyendo a fortalecer las relaciones y a invitarlos a animarse a amar de verdad.


**Cfr. https://www.lanacion.com.ar/autos/desnudadas-con-ia-el-abuso-al-que-le-temen-las-adolescentes-y-nadie-sabe-como-sancionar-nid27112024/

*** Frankl, Viktor, Psicoterapia y Humanismo, Editorial FCE, México, 2003, págs. 87-88)


*M. Melania Suárez es Profesora y Licenciada en Filosofía por la Universidad Católica Argentina (UCA), lugar en el que también realizó estudios de posgrado sobre Logoterapia y Análisis existencial. Actualmente se desempeña como docente y tutora en nivel secundario, como docente en nivel terciario, es anfitriona del podcast Con corazón inquieto, y trabaja como coordinadora de cursos en Integralis.